¡Hola una semana más queridos lectores! ¡Esta vez sí que soy puntual! He hecho mis deberes, y os traigo aquí una nueva entrada, la entrada de la semana. Esta vez no os traigo una reseña, ¡sino una invención propia! Estos días, después de haber visto la película "Anabelle", me ha comenzado a picar la curiosidad por el mundo de lo paranormal, y tanto me interesó, que me dio por compartir algunas de las informaciones que he encontrado, por medio de una pequeña historia que voy a ir escribiendo poco a poco. No creo que ocupe mucho, yo no tengo tiempo para escribir historias largas, pero lo que dure espero que os guste. La entrada de hoy será cortita, solo publicaré el prólogo, que así dejo más suspense. Todavía me queda por escribir un poco más de la parte 1, y en cuanto la tenga la subo. ¡Espero que os guste!
Frente a ella estaba un sacerdote con su estola morada. De su cuello colgaba un crucifijo, y en sus manos se hallaba un libro que iba leyendo en voz alta mientras a ella se le levantaba un horrible dolor de cabeza. No soportaba esas palabras, esas oraciones. Ella las rezaba, antes, hacía algún tiempo, cuando ella todavía iba a la iglesia a verle a Él, a ese ser ridículo que se hacía llamar Dios. Volvió a gritar. Escupió a la cara del sacerdote. Acto seguido, le habló en una lengua que ni siquiera ella sabía que conocía, aunque no la llegaba a comprender.
A su izquierda estaban sus padres. Su madre no hacía más que sollozar y llorar y decir "primero lo de sus hermanas y ahora esto". Otra ridícula. Sus hermanas se habían llevado lo que se merecían. "Ojo por ojo" se dijo. A su lado estaba su padre, con una profunda mirada de preocupación, pero al menos, en silencio. A ambos lados de la silla estaban dos hombres muy fuertes, dispuestos a sujetarla por si las cuerdas fallaran. no iban a fallar, qué ridiculez. detrás del sacerdote que estaba leyendo las oraciones, otros dos estaban rezando con los ojos cerrados, las manos juntas, y repitiendo entre susurros esas odiosas palabras. De repente el tono de la voz del sacerdote aumentó sin dejar de leer ni un instante. De un momento a otro, mientras el tono de voz aumentaba, sintió una fuerte sacudida dentro de ella. Se detuvo a oír las palabras que estaba pronunciando en ese momento.
No supo por qué, pero sentía que esas palabras la desgarraban por dentro. Le removían algo en su interior. Era como si quisieran expulsar su alma. Ahí no pudo aguantar más. Cogió aire y gritó con todas sus fuerzas mientras otro chorro de ese agua que tanto quemaba caía sobre ella.
Gracias por haber llegado hasta aquí. Como sabéis, acepto todo tipo de comentarios, críticas constructivas y opiniones.
¡Hasta la semana que viene!
Prólogo
Estrella gritó, mientras el agua caía sobre su cabeza y sus hombros. Un agua que le escocía como si fuese ácido. Se encontraba atada a esa ridícula silla, en esa habitación llena de cruces, imágenes de Él, de Ellos. Padre e Hijo. Ellos, defensores de la "salvación humana". Tonterías, el destino de los humanos ya estaba escrito desde los tiempos de Adán... literalmente. Su cuerpo se convulsionó de nuevo, en un vano intento de librarse de sus ataduras. Quien había hecho los nudos los había hecho bien.
Frente a ella estaba un sacerdote con su estola morada. De su cuello colgaba un crucifijo, y en sus manos se hallaba un libro que iba leyendo en voz alta mientras a ella se le levantaba un horrible dolor de cabeza. No soportaba esas palabras, esas oraciones. Ella las rezaba, antes, hacía algún tiempo, cuando ella todavía iba a la iglesia a verle a Él, a ese ser ridículo que se hacía llamar Dios. Volvió a gritar. Escupió a la cara del sacerdote. Acto seguido, le habló en una lengua que ni siquiera ella sabía que conocía, aunque no la llegaba a comprender.
A su izquierda estaban sus padres. Su madre no hacía más que sollozar y llorar y decir "primero lo de sus hermanas y ahora esto". Otra ridícula. Sus hermanas se habían llevado lo que se merecían. "Ojo por ojo" se dijo. A su lado estaba su padre, con una profunda mirada de preocupación, pero al menos, en silencio. A ambos lados de la silla estaban dos hombres muy fuertes, dispuestos a sujetarla por si las cuerdas fallaran. no iban a fallar, qué ridiculez. detrás del sacerdote que estaba leyendo las oraciones, otros dos estaban rezando con los ojos cerrados, las manos juntas, y repitiendo entre susurros esas odiosas palabras. De repente el tono de la voz del sacerdote aumentó sin dejar de leer ni un instante. De un momento a otro, mientras el tono de voz aumentaba, sintió una fuerte sacudida dentro de ella. Se detuvo a oír las palabras que estaba pronunciando en ese momento.
"Te conjuro, Satán, enemigo de la salvación humana, reconoce la justicia y la bondad de Dios Padre. Te conjuro, Satán, príncipe de este mundo, reconoce el poder y la fuerza de Jesucristo, que te venció en el desierto, prevaleció en el huerto y te despojó en la cruz. Retrocede de esta criatura que, al nacer, Cristo lo hizo hermano suyo y, muriendo, lo adquirió con su sangre"
No supo por qué, pero sentía que esas palabras la desgarraban por dentro. Le removían algo en su interior. Era como si quisieran expulsar su alma. Ahí no pudo aguantar más. Cogió aire y gritó con todas sus fuerzas mientras otro chorro de ese agua que tanto quemaba caía sobre ella.
¿A vosotros os gustan las historias relacionadas con lo esotérico, lo paranormal? ¿Qué os ha parecido el prólogo de mi pequeña historia?
Gracias por haber llegado hasta aquí. Como sabéis, acepto todo tipo de comentarios, críticas constructivas y opiniones.
¡Hasta la semana que viene!
Hola!
ResponderEliminarNo soy muy dada al género de terror si que me gusta lo paranormal siempre que no sea de miedo. La verdad que el prologo te ha quedado genial, pinta bien y te da ganas de continuar leyendo.
Acabo de llegar a tu blog, me quedo por aquí y te invito al mío
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋